Escritora de la generación del 50, compaginó su labor literaria con el ejercicio de la pedagogía, apoyando las ideas de la Institución Libre de Enseñanza.
Hoy, se ha marchado, pero con nosotros deja más de una veintena de obras —Porque éramos jóvenes, Mujeres de negro, La fuerza del destino…— y, por encima de todo, sus esfuerzos por mejorar el pensamiento educativo desde la base de quienes nos hemos ido formando después.
Gracias, por ayudarles a aprender cómo enseñarnos a apreciar la belleza de las artes sin coartación.
Historia de una maestra me encantó cuando lo leí. Su trayectoria siempre ha sido para mí un estímulo.
ResponderEliminarSí, Mayte... Son personas que ayudan a cambiar el rumbo de la historia, en mayor o menor escala.
ResponderEliminarUn abrazo :)