El 26 de julio de 1925, en Barcelona, vino a este mundo. Y, como muchos de los que ahora nos miran con sabiduría, fue niña durante la Guerra Civil y joven de la posguerra, hechos que pueden sentirse en su extensa producción.
Una vida creando literatura —su primera novela la escribió con diecisiete años—, compartiendo su talento y versatilidad con grandes y pequeños. Traducida a más de veinte idiomas, pero siempre hábil compositora del propio, no en vano se sienta en la K de la Real Academia.
Autora de realismo, que se ha valido de cierto pesimismo para alcanzar esa visión sensata y equilibrada, ha obtenido reconocimiento en todos los géneros que ha producido.
Ayer, le otorgaron el que actualmente es considerado el máximo galardón a los autores de lengua española, el Premio Cervantes, por toda su carrera.
Enhorabuena, Ana María Matute, por este merecido premio. Gracias, por crearnos esos mundos.
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