jueves, 8 de septiembre de 2011

Tú y yo tenemos una historia

No hemos llegado aquí por generación espontánea, el sol calentó muchos rostros hasta crear estos días que hoy gastamos. Sin embargo, como nos advertía Ortega y Gasset, las realidades fueron muy distintas, dependiendo de quién nos las contó. Pero ninguna de ellas ha sido menos cierta.

Ese crisol de verdades no absolutas es una de las bazas que hacen de El corazón helado un libro inolvidable.

Almudena Grandes consigue, con su extenso relato, despertarnos el sentimiento de aquella frase de Unamuno. Ella, como él, nos ha acercado a la intrahistoria, ese tiempo de vida real y cotidiana que formó la historia no reglada, la de las gentes a quienes les sucedieron los hechos que cuentan en los libros del colegio.

Y apela a nuestro pasado juntos, con esta tierra de la que nos alimentamos y a la que alimentará nuestros cuerpos, los de nuestros hermanos. Se mueve por toda la geografía humana que nos habitó. Las trincheras en Ciudad Universitaria, ese puerto de Alicante donde los ojos perdían la esperanza, la destemplanza en Arucas, la alegría solar de un patio en Torre del Mar, un pueblo de Aragón sin nombre...

Calle Escalinata
Son palabras de Antonio Machado las que le dan título a este libro. Y, quizás por una inevitable asociación de ideas, se repite la voz de Serrat: «Escapad gente tierna, que esta tierra está enferma». Y, en la huida, que nada se parece a la de Ismael Serrano, se exilió el cuerpo pero permaneció el alma. Francia. Tal vez, Alemania y Sudamérica.



Pero, tal y como la vida no es una línea en el tiempo, lo que se nos cuenta en El corazón helado es una trama exquisitamente estructurada. Nada es ajeno y todo tiene su porqué, yo no nací el día en que me conociste. Aunque esto es mejor ir averiguándolo, mientras hacemos nuestra la historia, ya que éste es otro de los factores más destacables de la obra. 

Y, para terminar este injusto comentario sobre un libro que merece muchas horas de charla frente a interminables batidos de chocolate, está Madrid. Aliciente añadido para cualquier lector que conozca esta ciudad, que la lleve bajo la piel.

Calle Argensola
Acompañamos a Álvaro al piso de la calle Argensola, nos tomamos unos boquerones en vinagre en Las Vistillas con Ignacio, taconeamos con Raquel por Arenal hasta la calle Escalinata, nos asomamos en una ventana de la plaza de los Guardias de Corps... y murmuramos, casi sin voz, «hemos ganao, hemos ganao... los del equipo colorao».

¿Alguna vez, un libro os ha conmovido hasta el punto de erizaros la piel con sólo leer pequeños párrafos?

18 comentarios:

  1. Pues sí. Yo los releo una y otra vez para que dure más el 'gustirrinín'...

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  2. Es delicioso comerse un libro así y enterarse de que el uso de las palabras de tal o cual manera hacen verdaderas obras de arte, como para quitarse el sombrero.

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  3. Killa es Almudena, capaz de poner los pelos de punta con sus letras, por lo menos a mi, esta es una de sus mejores novelas
    La verdad es que cuando consigues que un libro con solo algún párrafo te haga sentir así, nena ponlo en la mesita de noche
    Más besitos

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  4. Hay libros, capítulos, párrafos y líneas que merecen vivir siempre en nuestra mesilla de noche; a nuestro alcance.
    Enhorabuena por tus 100 seguidores.
    Un abrazo !

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  5. Sí, sin duda, "El Corazón Helado". Es un libro diferente, y de los más especiales que he leído nunca. Su lectura me hizo sentir tantas cosas, que resulta difícil explicarlo con palabras. Me encanta tu reseña. Me ha hecho volver un poco al libro. Un abrazo!

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  6. Almudena Grandes es de esas escritoras que consiguen meterte en la historia, no sólo que participes de ella leyéndola, si no viviendo cada fragmento. La temática mil veces revisada está enfocada de forma que parece algo nuevo. Gran libro, gracias por recordárnoslo.

    Un abrazo!

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  7. Y qué gran canción de Ismael.

    Abrazos again.

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  8. Cris, sí... hay algunos libros que se disfrutan incluso más cuando se releen.

    Un abrazo!

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  9. Sí, Patito, luego te estropean durante un tiempo para las siguientes lecturas. Porque no terminan de llenarte como lo han hecho este tipo de libros. Te saben flojos...

    Un abrazo!

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  10. 40añera... no, que ahí van otras cosas. Pero sí que hay que tenerlo cerquita... y, de vez en cuando, releer cachitos.

    Un abrazazo!

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  11. Gracias, Luis!

    Aunque no está en la mesilla de noche, anda rodando de un lado a otro, pero cerca.

    Un abrazo!

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  12. Saramaga, a mí también me encantó la tuya. Como comentábamos en tu blog, es un libro para pasarse horas y horas "destripándolo", porque tiene mucho material, tanto que decir...

    Un abrazo fuerte!

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  13. Una temática, Alejandro, de la que personalmente suelo alejarme... porque parece que ya está todo dicho, y que algunos (por no decir todos) lo utilizan para ganar adeptos entre aquellos que no tienen personalidad.

    Pero, en este caso, es completamente diferente... No hay bandos, sólo personas. Es un libro cargado de humanidad, para bien y para mal.

    Un abrazo!

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  14. Sí, una canción-historia muy tierna.

    Besos, esta vez!

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  15. Pues sí, alguna vez se me ha erizado la piel al leer un libro. Y también me han encojido el corazón, cortándome la respiración.
    Pero son pocos, muy pocos libros los que logran hacer eso :)
    Un beso enorme!

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  16. Me han dado ganas de salir corriendo a comprarlo jejejej pues pocos libros consiguen erizarnos la piel como comentas...muchas gracias por la reseña tan bellamente escrita amigo...un abrazo con mucha ternura....

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  17. Dicen, Miss Frenesí, que se debe en gran parte a la relación que establece el lector entre el libro y su propia historia personal. Con lo cual, esto significaría que no para todos sirven las mismas obras.

    Sin embargo, lo bueno de El corazón helado es que habla de mucha, muchísima gente, con distintas historias. Y, de una manera o de otra, aunque sea tangencialmente, nos podemos sentir identificados.

    Un abrazo!

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  18. Gracias a ti, Aradia, por pasarte por aquí. Si terminas por leerlo, espero que te guste y nos cuentes qué te ha parecido.

    Un abrazo!

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Y... a todo esto, ¿tú qué dices?

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